Era un uno de Julio de aquel maldito año que me abandonaste
en aquella playa del mediterráneo.
Me costó mas de 315 copas cargadas de ron, quitarme
tu sabor de mis labios. Intenté hacer que mi cerebro
olvidase cada uno de nuestros recuerdos con cenas llenas
de whisky y agua salada, para evitar pensarte en aquella cama
donde te hacia mía cada madrugada.
Te llevaste tanto aquella tarde, que ni me recuerdo cuando
me veo reflejado en aquel escaparate de nuestra pastelería
favorita, esa que hiciste tuya desde el primer momento en el
que pusiste los pies allí.
¿Recuerdas aquel espejo grande que teníamos en el baño,
donde me encantaba verte desnuda?
Lo destruí con mis propios puños, cada golpe estaba
tan lleno de rabia que no sentía el cristal arañar mi piel.
Creaste la peor versión de mi mismo.
Y por eso te odio.
No porque te fueses y me dejaras, sino por todo eso que te llevaste
sin preguntar tan siquiera si podías.
Ni un adiós avisando que te llevabas las maletas cargadas con quien era.
Si un día llegase a tus manos esta carta, no te sientas culpable de lo que
me haya pasado, fue mi error no haber construido ventanas para escapar
por si un día decidías cerrar la puerta de nuestra historia con llave.
Increíble😍
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